El colchón a través de los siglos

El colchón a través de los siglos

Los colchones y la manera de dormir del ser humano ha evolucionado a través de la Historia. Si nuestra tienda hubiera estado ubicada en la Persia del año 3.600 A.C. probablemente estaríamos vendiendo pieles de cabra, que es la superficie sobre la cual dormían los persas en esa época. Se sabe también que en el año 3.400 A.C. otro pueblo, los egipcios, tenían la costumbre de dormir sobre las ramas de palma en las esquinas de sus casas. Más tarde, en el año 200 A.C. tenemos a los romanos, cuyos colchones consistían en bolsas de tela rellenas de cañas, paja o lana. El uso de plumas era un relleno para los más pudientes en la antigua Roma.

Pero, ¿cómo ha evolucionado el colchón hasta nuestros días? Lo más cercano al colchón actual lo encontramos en la Edad Media. En esta época el relleno era el mismo que en épocas más antiguas, usando como por ejemplo relleno de telas, plumas, lana, paja, algodón, cerdas equinas, entre otros. Pero hay que tener en cuenta que esta clase de rellenos se movían dentro del mismo colchón, produciendo incómodas bolas, así que para evitar esto se empezó a coser en el centro del colchón por medio de hilos cruzados que impedían que el relleno pasara de un extremo a otro. Como estos hilos finalmente terminaban por desgarrar las telas del colchón, se cosía también el interior de cada una de las tapas de tela que forman el colchón, unos tramos de la misma tela de dos centímetros de ancho por quince de largo, que al ir rellenando sección por sección, se anudaban a las de la tapa de arriba contra las de la tapa de abajo en el interior, logrando que el colchón durara más tiempo. Sin embargo, aun con esto, el colchón era muy débil en los costados, entonces se comenzó a coser parte del material de relleno a la tela en las aristas del colchón, para evitar el desplazamiento de los bordes.

Durante el Renacimiento las camas entendidas como un mueble más cobran una importancia estética. Se consideran elementos decorativos, cuidando su estética,  y cubriéndolas de telas sofisticadas como seda o terciopelo, y con bordados. Hacia finales del siglo XVI se empezó a colocar sobre una especie de somier que se hacían en mimbre o con cuero. Más tarde, en el siglo XVIII  cambia el relleno de los colchones a lana o algodón, y se mantendrán de esta forma hasta el siglo XX.

A finales del siglo XIX se introducen los muelles, pero se ponían entre el colchón y el soporte, y por ello la presión del muelle era molesta. A principios del siglo XX se empiezan a hacer colchones con los muelles por dentro, metidos en bolsas de tela. Los grandes cambios vendrán en los años 50, gracias al desarrollo del material de espuma que hace la NASA. De estas investigaciones más tarde surgiría la espuma con memoria, lo que conocemos como viscoelástica, que se comercializó en los 90 con éxito hasta hoy.